Ha llegado el momento de saber asumir nuestro compromiso con la sociedad, el entorno, la familia y nuestra propia existencia. Este compromiso irrevocable es la Responsabilidad que, con los dones recibidos del Espíritu Santo, podremos enfrentar los desafíos futuros de la esperanza y la fe.
La Responsabilidad es un don que nace de un alma pura, consciente de sus deberes y compromisos hacia sí mismo, a su familia y a su entorno, dejando huella ejemplar con sus acciones y trabajos enfocados hacia la excelencia del mandato divino.
La Responsabilidad está presente en todas las acciones, desde la puntualidad, el estudio y la obediencia, hasta sentirnos capaces de poder orientar con obras de amor a las generaciones humanas, enfilando los trabajados académicos, científicos y sociales hacia el engrandecimiento del valor del Ser humano.
Debemos aprender a saber y conocer nuestra propia Responsabilidad en toda su magnitud, y aplicarla en nuestras acciones y obras que ejecutamos.
Con la Responsabilidad del cristiano,
Raymond
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