Hemos hablado anteriormente del saber aprender a pensar y también hemos dicho que debemos de aprender a discernir, por lo que solo puedo decir que esto va acompañado de la sinceridad que es un valor ineludible para el honor de la persona.
Enseñemos a jóvenes y adultos a ser sinceros y solo así lograremos una sociedad que cumplan con los postulados de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
Ser sinceros es un valor de una persona honesta y de buen vivir, indispensable en todas las ocasiones de nuestra vida sea con nosotros mismos, con nuestra familia y con su entorno, muy especial con nuestros seres queridos porque es decir la verdad.
Ser sinceros es decir la verdad y no encubrirla con palabras zalameras o torcidas para hacer creer que somos buenos, aprendamos a ser sinceros con nosotros mismos y seremos sinceros a nuestra Fe y a los demás.
Con sinceridad,
Raymond
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